OPINIÓN

25.Sep.2012 / 08:48 am / Haga un comentario

En su edición de diciembre de 1990, la revista Producto, especializada en publicidad y mercadeo, difundió un reportaje sobre el incremento de las ventas de Perrarina en los sectores populares. Corrían los tiempos del “paquetazo” neoliberal de CAP, con el cual, según la misma publicación, la pobreza crítica pasó de 47,5% en 1989 (año del Caracazo) a 51, 5% el año siguiente.

Lea a continuación el texto, que es todo un documento histórico:

“No fueron más de 10 líneas, aunque suficientemente explícitas. Según la nota de prensa, los venezolanos de pocos recursos recurren al alimento para perros para llenar su mesa diaria. Ante la noticia, Producto indagó con Manuel Rivero Sanabria, vicepresidente de relaciones institucionales de Protical, quien expreso “se ha dicho que la gente está comiendo Perrarina, y también se ha dicho que nuestras ventas han aumentado debido a esto”, derivó.

Para 1999, 47,5% de la población venezolana respondía al sector pobreza crítica. Un año después, el porcentaje pica a 51,5% y esta vez el segmento se denomina, “población en condición de extrema pobreza”. Sanabria asegura que “cualquier ser humano puede comer Perrarina, no es nociva para la salud”. Sus ingredientes básicos son la harina de carne, proteína cruda (de soya), grasa cruda (cebo) y huesos. Se presentan triturados y en forma de pequeñas bolas. Así están en el mercado desde hace más de 40 años. “Perrarina es ya un genérico”, remata el vicepresidente.

En este orden de ideas, también explico: Los ingredientes sufrieron en el 89 varios aumentos, el componente criollo se disparó: en abril se fija un precio mínimo de 2 mil 800 bolívares la tonelada de sorgo y maíz. En marzo asciende a 5 mil 500, en abril a 7 mil y en octubre a 8 mil bolívares.

Aumentos de más de 185,7%, “y sólo la materia prima, que representa 60% del costo de producción”.

Esos aumentos se sienten en la calle un mes después. El kilo de Perrarina –precio de venta de al público– aumentó 55%, hoy se vende a 39,40 bolívares.

Perruno

Carlos Figueira, dueño de un abasto y carnicería, nos dijo lo siguiente:

Las ventas de Perrarina han subido 50%. “La gente no tiene para comprar los retazos de carne que antes se regalaban”. Eso declaró desde su abasto, ubicado en el corazón del barrio Los Erasos (San Bernardino). Esos llamados retazos no son otra cosa que el borde liposo de la carne, el excedente que antes del Paquetazo se regalaba en los mostradores de cualquier carnicería y que ahora se empaqueta a 50 bolívares el kilo. Adiós a la grasa, bienvenido el saco de alimento para perros, por lo demás, con un PVP de 39,40 Kgs.

La pregunta ante el mostrador fue directa:

—Los clientes les están comprando más Perrarina. ¿Le consta que se la coman?

—Lo que si sé, es que compran y llevan Perrarina y no tienen perros.

TOMADO DE PRODUCTO (DIC. 1990)

 

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