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El triunfo en 20 entidades federales, incluyendo la recuperación de cinco de ellas, constituye una reafirmación de la comunión de espíritus, sentimientos y objetivos entre el pueblo de Venezuela y el presidente Chávez. Es un triunfo de la más pura y absoluta lealtad de todos cuantos comulgamos con su pensamiento, y ahora nos corresponde continuar materializándolo. Ello se traduce en la plena identidad entre la palabra y la acción para ejecutar el Programa de la Patria 2013-2019, y sus 5 grandes objetivos históricos. El pueblo nos acompaña por férrea lealtad a nuestro líder y por la solidaridad entre nosotros, donde jamás permitiremos que afloren planes personales ocultos. Esa es nuestra gran ventaja sobre una cúpula de la oposición fraccionada, donde confluyen intereses encontrados, y hasta se calculan y aúpan fracasos, entre ellos mismos, con fines subalternos.
Recordemos que esa cúpula se ha opuesto a que los recursos petroleros se direccionen hacia la satisfacción de las necesidades del pueblo; ellos siempre han querido seguir enriqueciendo a la oligarquía y aumentar los niveles de pobreza. Los revolucionarios no descansaremos hasta pagar esa deuda social, y por eso profundizaremos las misiones y aplicaremos el artículo 184 de la carta fundamental que ordena la transferencia de competencias a las organizaciones populares «estimulando las expresiones de la economía social», para la plena satisfacción de sus requerimientos cotidianos. Ello no implica menoscabos municipales. Haremos buenos todos los compromisos electorales, cumpliendo con los preceptos constitucionales, porque son inspiración y doctrina de nuestro presidente.
Respetamos la propiedad privada, pero atacamos el latifundio, auspiciamos y promovemos a la empresa privada, pero adversamos a la usura y a la especulación. El propio presidente ha sentenciado que la propiedad privada más las propiedades pública y mixta es la propiedad patria. Necesitamos que esa propiedad patria crezca, se incremente, genere divisas y haga de Venezuela, un país potencia para ponerle fin a la pobreza, y seguir construyendo una movilidad social donde todos podamos convivir en paz, sin odiosas desigualdades y con empleos suficientemente remunerados. Todos tendrán casa propia para la protección de la familia.
